Rezension

Gerhard STREMINGER, Gottes Güte und die Übel der Welt. Das Theodizeeproblem. 442 pp. Tübingen, J.C.B. Mohr (Paul Siebeck) [1992].

Studia Monastica. Vol. 36 (1994), S. 369-370

En la modernidad, pocos temas han desencadenado tantas reflexiones y controversias como el de la teodicea. El hundimiento de la Providencia de Dios en los albores del siglo XVII tuvo como consecuencia más inmediata la búsqueda de una fundamentación de la presencia de Dios en el mundo y, sobre todo, de la inexplicabilidad de tantos y tantos eventos humanos, que desafiaban los argumentos e, incluso, las argucias de la razón. Sin embargo conviene no olvidar que la inmensa mayoría de quienes se han aplicado por los vericuetos de la teodicea, ha reconocido paladinamente que la fundamentación teodiceica era una empresa imposible. El estudio que nos ocupa no se ocupa de la posibilidad de la teodicea, sino, más bien, de su imposibilidad, lo cual, en el fondo, también constituye un tipo de argumentación teodiceica de gran raigambre en Occidente. Que Dios no sea justificable por mediación de la razón – que siempre será «una» razón histórica y contextualizada –, no significa sin más que no sea justificable de otra manera, a partir de otras experiencias. Streminger ha escrito una obra que no puede asimilarse a un mero ejercicio teórico de carácter epistemológico, lo cual, después de Kant, resulta algo sumamente arriesgado. El A. ha captado de una manera singular la pasión que se esconde detrás de las incongruencias entre lo pensado y argumentado por el ser humano y las experiencias de la vida cotidiana. En definitiva: la situación de Job, vivida y expresada desde tantas y tantas situaciones por los hombres y mujeres de todos los tiempos y lugares, constituye algo infinitamente más grande y decisivo que la siempre problemática «justificación» de Dios ante el tribunal de la razón. Porque, en definitiva y éste es el topos supremo en las preocupaciones (antiteodiceicas) de Streminger y de todos cuantos han sufrido en sus carnes ante este enigma insoluble, cómo se comportan entre sí el mal y la existencia de un ser supremo, absoluto, bondadoso, etc. Enigma racionalmente insoluble en la modernidad tanto si predica la existencia de Dios como si, por el contrario, se parte de la negación de su existencia. Nos hallamos, en el mejor sentido de la palabra, ante una obra seria y competente. A pesar de no compartir los puntos de partida del A., nos sentimos muy cercanos de su preocupación última y existencial.

A. MONTMANY